Desde el principio de la tercera ola democratizadora en América Latina, los países de la región han tenido significativos avances hacia la consolidación y el fortalecimiento de la democracia, sin embargo, aún quedan retos pendientes. Uno de ellos es la adecuada inclusión de las mujeres, y por extensión, su participación en los niveles de representación y decisión pública. Once países en la región han adoptado un sistema de cuotas. Sin embargo, a pesar de que en muchos de estos países este tipo de medida ha acelerado la participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas, en muchos casos hasta los mejores resultados están lejos de garantizar al menos una masa crítica que pueda ser escuchada y que asegure la discusión plural de problemas e intereses a la que toda democracia verdaderamente inclusiva debe aspirar. Es hora de mirar más allá de las cifras para traducir este acceso cuantitativo en una adecuada representación en todos los niveles que pueda influir en la elaboración de políticas destinadas a solucionar las inequidades estructurales que afronta este sector de la población