La política exterior feminista se basa en la convicción de que todas las personas disfrutan de los mismos derechos y merecen las mismas libertades y oportunidades. Ésta es una cuestión de justicia fundamental. La política exterior feminista también se basa en el entendimiento de que las sociedades son más pacíficas y prósperas si todas las personas pueden participar en la vida política, social y económica. La política exterior feminista busca lograr la igualdad de género en todo el mundo. Busca avanzar en esto en términos cuantificables. Busca garantizar que todas las personas tengan igual representación en todos los ámbitos de la vida.